La increible historia de los galeones españoles
La historia de los galeones españoles es un capítulo fascinante de la historia naval de España. Aquí te contamos algunos datos interesantes.
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Los galeones españoles, también conocidos como navíos, eran un tipo de embarcación utilizado tanto para transporte de mercancías como para navío de guerra. Gracias a su amplia capacidad de carga, estos barcos navegaron por los océanos transportando desde el Nuevo Mundo hasta Europa mercancías diversas, plata y, principalmente, hombres en las flotas anuales.
Estas embarcaciones eran las más grandes que dominaron los mares desde mediados del siglo XVI hasta principios del siglo XIX. Para la travesía del Atlántico, los galeones españoles tenían un desplazamiento que oscilaba entre 500 y 1000 toneladas, mientras que los utilizados en el Pacífico podían alcanzar hasta 2000 toneladas de desplazamiento.
¿Cómo eran los galeones españoles?
El galeón era la forma en la que se denominaba en la antigüedad a los navíos grandes y veloces que se utilizaban en la guerra. La versión más grande de este tipo de navíos fue el galeón español, que se usó para transportar carga desde el Nuevo Mundo y Asia en las flotas del tesoro españolas.
Los galeones españoles eran barcos impresionantes y poderosos con una gran capacidad de carga. Constaba de tres o cuatro mástiles con velas cuadradas y triangulares, un gran pico en la proa y un castillo de popa alto. La velocidad de este tipo de galeones se vio comprometida al aumentar el tamaño de la embarcación para incrementar su capacidad de carga y armamento. Por tanto, difícilmente superaban los 8-9 nudos (poco más de 15 kilómetros hora).
En la España Peninsular, los astilleros se hallaban en la costa Vasca y en la de Andalucía (Cádiz). También se construyeron en La Habana (Cuba) y en las Filipinas, entre otros lugares.
Los galeones de guerra
Cuando eran transformados en armas de guerra, los galeones españoles eran muy temidos, pues estaban dotados de al menos 40 cañones de distinto calibres, que se colocaban en las cubiertas inferiores a los laterales del barco. Durante los combates, las bocas de los cañones se asomaban por medio de pequeñas ventanas con portas. También tenían cañones en la popa y en la proa. En la cubierta principal, en cambio, solían ubicarse cañones de menor calibre.
Durante el siglo XVI, estos barcos de guerra fueron empleados como medio de transporte para infantería marina, responsable del abordaje de los barcos enemigas durante las batallas. Ya en el siglo XVII, los barcos comenzaron a disparar fuego desde la distancia contra las naves enemigas.
Otros de los usos de los galeones de guerra era servir de escolta a los convoyes de las flotas que transportaban los tesoros, las flotas de patrullaje, el transporte de tropas para operaciones, el abordaje de barcos piratas, el bombardeo de fortificaciones costeras enemigas y otros propósitos de índole militar.
A pesar de tratarse de naves imponentes que se crearon con el fin de satisfacer los nuevos desafíos de la guerra naval, los galeones de guerra españoles tenían ciertas desventajas en combate, sobre todo frente a las más pequeñas fragatas británicas cuando estás atacaban en manadas.
Las flotas de Indias
La Corona española optó por los grandes galeones para el transporte de cargas desde América. Las dos flotas anuales del Atlántico comenzaron en la década de 1520; una navegaba por la costa caribeña de América del Sur y la otra a México. Se detenían en dos o tres puertos específicos para recoger los tesoros, siendo los más importantes Portobelo, Cartagena y Veracruz. Seguidamente, hacían una escala final en La Habana para luego continuar en convoy hacia Europa, transportando oro, plata, gemas, perlas, seda, porcelana y especias, así como pasajeros del imperio español.
La navegación de este tipo de flotas continuó hasta la década de 1730 y estaban conformaban de hasta 90 barcos mercantes y al menos 8 galeones de guerra.
El galeón de Manila
Algunos galeones eran procedentes de Asia y transportaban mercancía como seda, porcelana, alfombras y especias desde Manila en Filipinas (en aquel entonces colonia española) hasta Acapulco en México, en un largo viaje por el Océano Pacífico. Los galeones que navegaban por esta ruta eran construidos en Filipinas y tras cumplir con la ruta, regresaban a Manila con grandes cantidades de plata.
Los galeones españoles fueron copiados a lo largo del siglo XVI, con ciertas modificaciones en “castillete”, puentes, cantidad de cañones y calibres por las armadas británica, holandesa y francesa. A finales de dicho siglo, se implementaron en toda Europa como una herramienta en el comercio de ultramar.
El declive de los galeones
A finales del siglo XVIII, la era de los galeones españoles llegó a su fin. La piratería había disminuido considerablemente, y las rutas comerciales empezaron a ser dominadas por otras potencias marítimas como Inglaterra y Holanda. Además, el desarrollo de nuevos tipos de embarcaciones, como las fragatas y los navíos de línea, hizo que los galeones fueran obsoletos.
A pesar de su desaparición, estos barcos españoles dejaron un legado duradero en la historia naval. Su diseño y tecnología influenciaron la construcción de otros tipos de barcos en Europa y América. Además, su papel en el comercio colonial contribuyó al enriquecimiento de la Corona española y al desarrollo de las colonias en América.
En la actualidad, algunos restos de galeones españoles han sido encontrados y rescatados de las profundidades marinas, permitiendo a los historiadores y arqueólogos estudiar más a fondo su estructura y función.
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- Historia de España